Seguramente estés preocupado porque la operación en la empresa se ha vuelto muy cara, hay una importante apertura del mercado en materia de importaciones, a lo que se suma una tremenda caída del nivel de actividad, que hace que lo que antes compensábamos con precios, ajustando permanentemente por inflación, hoy haga que tengamos que mirar hacia nuestra operación y trabajar sobre aquello que podemos controlar.
Y, si bien esto no es una novedad para nadie, sin duda, es un cambio que obliga a arremangarnos, y que en algún sentido es una buena noticia, porqué ? porque lo podemos controlar.
Han pasado décadas donde no podíamos manejar la inflación, buscábamos flujos en moneda dura para solventar la magra estructura pesificada, no podíamos actuar sobre la demanda, tomar crédito, e invertir en proyectos que nos dieran un horizonte de negocio previsible.
La realidad cambia, a pasos vertiginosos, y es momento de trabajar sobre lo controlable, es decir, podremos ordenar, planificar, prever, medir y hacer de esta manera que las cosas pasen.
El foco en la operación interna es aquello que sabemos hacer, no va a haber lugar para todos, encontrar nuestros diferenciales estratégicos, capacidad, recursos, poder de negociación y alianzas, son algunas de las ideas fuerzas que tienen que primar como principio rector a la hora de implementar nuestros planes.
Se impone un contexto distinto, se necesitan equipos colaborativos, todos nos dedicamos a ordenar lo desordenado, buscamos hacer foco en los datos, que indicarán si estamos bien o mal orientados al destino propuesto, entendemos lo que el cliente experimenta y procuramos ser y lograr las bases de nuestro propósito.
Para ello, contar con costos flexibles, mano de obra adecuada y adaptable, resiliente y empática, así como, proveedores estratégicos que entiendan las necesidades de la operación, como el control de los inventarios, que seguramente debemos sanear, y ajustar a una planificación más adecuada de manera de evitar excesos y defectos, nos van a permitir tener un armado de la organización que pueda posicionarse con un diferencial de calidad y valor.
Los procesos que realizamos adecuados a la medida, ni más ni menos, ni largos ni cortos, eficientes y productivos, serán parte de un sistema integrado, no aislado o particionado, donde el rol de los líderes en la coordinación será el diferencial de base para que el negocio sea eficaz en su quehacer.
El financiamiento deberá reestructurarse, buscar costos competitivos, plazos alineados con los flujos operativos, adecuar la estructura de deuda/capital y mejorar la liquidez, todo esto controlando la operación y, a un nivel, que podemos gestionar.
Y de esta manera podremos empezar a pensar en proyectos futuros, en inversiones que, asumiendo riesgos controlados, pongan a la empresa en una posición competitiva frente a lo local y a lo externo.
Así, partiendo de la base de costos alineados, coherentes con la que se puede, y controlados a lo que podemos soportar, dará una posición operativa centrada en lo controlable, que no podíamos y es momento de empezar a construir.